Pudo escoger al final, con sumo tiento, una buena mujer con la que poder reír, conversar y dar paseos, y que le correspondiera. Luego eligió (con mucho dolor y todavía más dudas, nos dijo) los 200 libros y las 300 películas que más disfrute le hubieran procurado hasta entonces. Y acabó comprando, no sin esfuerzo, una casita de difícil acceso,…