Hace ocho meses me echaron de la empresa. Mi esposa no lo sabe. Pero supe reciclarme. Mi pasión de siempre ahora me da el sustento. Mi habilidad con las manos y las cartas siempre fue mi afición. Ahora es mi trabajo. Y lo desarrollo en el metro. Cambio de línea todos los días. Así no me aburro. Así no parezco…